Tercera Lección: El Poder de tener una vida cristiana dinámica
Todos los días tenemos que tomar decisiones: qué decir, a dónde ir, o qué hacer. ¿Cómo observamos la vida desde la perspectiva de Dios y cómo vivimos de una forma agradable a Dios?
1. El Espíritu Santo es la fuente del poder de la vida cristiana.
Tal como nuestra relación con Dios depende totalmente de lo que Dios ha hecho por medio de Jesucristo, así también el poder de la vida cristiana proviene totalmente de Dios. Para poder vivir la vida cristiana que Dios desea debemos obtener continuamente el poder de Dios, por medio del Espíritu Santo. Pero, ¿quién o qué es el Espíritu Santo y qué es lo que hace?
Él es Dios
“En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.” (1 Corintios 2:11-12)
Vino a vivir dentro de ti.
“Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.” (Romanos 8:9)
Vino a convencer al mundo en cuanto al pecado y la justicia
“Y cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio” (Juan 16:8)
Vino a enseñarte la verdad.
“Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad” (Juan 16:13)
Vino a dar la gloria a Cristo
Jesús dijo: “Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.” (Juan 16:14)
Te confirma tu relación con Dios.
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.” (Romanos 8:14-16)
Es la fuente de las cualidades cristianas en tu vida.
“En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.” (Gálatas 5:22-23a)
a) ¿Cuáles de estas cualidades tú desearías que Dios empezara a desarrollar en tu vida?
Jesús dijo: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.” (Juan 15:4-5)
Jesús nos dijo que tenemos que depender de Él y estar cerca de Él para poder ver cómo sus cualidades se producen en nosotros. Y nos ha dado el poder de compartir acerca de Él con otros.
b) ¿Por qué crees que necesitas el poder del Espíritu Santo para compartir con otros acerca de lo que sabes acerca de la verdad del Señor Jesús?
(La respuesta se encuentra al final de la página)
2. No todos los cristianos experimentan el poder del Espíritu Santo.
A pesar de que el Espíritu Santo vive en todos los cristianos, el Espíritu Santo ni dirige y ni otorga poder a todos ellos. La Biblia nos dice que existen tres tipos de personas: naturales, espirituales y carnales; y éstos representan las diferentes respuestas que la gente le da a Dios (lee 1 Corintios 2:12 – 3:3).
La persona natural
Este círculo representa la vida de una persona y el trono representa el control. La persona natural no confía en Cristo y el Espíritu Santo no vive en él o ella. Cristo no forma parte de la vida de esta persona ya que yace fuera del círculo. La persona natural dirige su propia vida.
La persona espiritual
La persona espiritual ha aceptado al Señor Jesús como su Señor y Salvador, y confía en el Espíritu Santo para vivir la vida cristiana. Cristo no sólo forma parte de la vida de esta persona, sino que también la dirige.
La persona carnal
La persona carnal ha aceptado al Señor Jesús como su Salvador, pero depende de sus propios esfuerzos para vivir la vida cristiana. Esta persona continua controlando su vida y actúa como la persona natural. Cristo está dentro de la vida de esta persona pero no la dirige.
¿Qué círculo representa mejor tu vida?
3. Puedes estar lleno(a) del Espíritu Santo.
En Efesios capítulo 5, versículo 18, Dios nos manda:
“No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu.”
A medida que le permitimos al Espíritu Santo llenarnos y controlar nuestras vidas, Él producirá un carácter santo en nosotros y nos permitirá compartir con otros de Cristo.
Pero ¿cómo le permitimos al Espíritu Santo llenarnos y controlar nuestras vidas?
Primero, confiesa todos tus pecados
“Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría escuchado” (Salmos 66:18)
¿Por qué piensas que es importante confesar todos nuestros pecados para poder estar llenos del Espíritu Santo?
Segundo, entrega cada parte de tu vida a Cristo.
“Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos. No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia.” (Romanos 6:12-13)
Tercero, confía que el Espíritu Santo te llenará tu vida.
Esto es solamente posible por medio de la fe. Tienes que confiar que Dios te moldeará a medida que le entregues el control de tu vida. Todo lo que tienes que hacer es pedírselo. Dios te ha prometido contestar tus peticiones con tal de que éstos estén de acuerdo con lo que Él desea para ti.
“Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.” (1 Juan 5:14-15)
El plan de Dios es de que te llenes de Su Espíritu, por eso, puedes confiar que Él lo hará cuando se lo pidas. Aquí te ofrecemos una sugerencia de cómo orar:
“Querido Padre, sé que he estado dirigiendo mi propia vida y como resultado he estado pecando contra ti. Te agradezco por perdonar mis pecados por medio de la muerte de Cristo en la cruz. Cristo, te invito ahora a tomar el trono de mi vida. Lléname de tu Espíritu Santo. Te demuestro mi fe y te agradezco ahora por tomar control de mi vida y por llenarme del Espíritu Santo.”
¿Expresa esta oración el deseo de tu corazón? Si tu respuesta es sí ora ahora mismo y llénate del Espíritu Santo.
4. Puedes estar lleno del poder del Espíritu Santo continuamente.
Si ves que has regresado a tomar control de tu vida por causa del pecado intenta “respirar espiritualmente”. Necesitas desprender las impurezas por medio de la confesión de tus pecados y absorber lo puro al entregarle el control al Señor Jesús y pedirle a Dios, por medio de la fe, que te llene con su Espíritu.
Despréndete de lo impuro
“Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.” (1 Juan 1:9). También lee Hebreos 10:1-25.
Recuerda que la confesión incluye lo siguiente:
- Estar de acuerdo con Dios de que has pecado.
- Agradecerle a Dios por haberte perdonado ya.
- Confiar que te cambiará tus acciones y actitudes malas.
Absorbe lo puro
- Entrégale el control de tu vida a Cristo.
- Confía que Él te guiará y te dará poder.
Sugerencias para crecer aún más
Sigue teniendo 15 minutos diarios a solas con Dios. Lee la Biblia y ora.
Resumen
El Espíritu Santo es la fuente de poder para vivir una vida cristiana. Tú necesitas confesar continuamente tus pecados y dejar que Dios controle tu vida. Tienes que pedirle que te llene del Espíritu Santo.
Puedes confiar en Dios solamente en relación con cuánto lo conozcas. Aprende a conocerle más en la Cuarta Lección: El crecimiento de tu relación con el Señor Jesús.
Respuestas
1b) Porque Él nos da las palabras y el valor de decirlas.
3) Dios no puede tener ninguna relación con nosotros hasta que tengamos corazones limpios delante de Él.
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